Los mejores jugadores de Poker poseen aquellas habilidades que todo trader debería desear para sí mismo para alcanzar el éxito. Son esas incondicionales aptitudes que marcan la diferencia entre un buen jugador de Poker y un jugador mediocre. Son aptitudes que conducen a una partida ganadora, probablemente esta o la siguiente, el principal objetivo en todo juego, incluido el juego de la vida…
El Forex, y también los demás mercados financieros, se fundamenta en estas mismas aptitudes que el Poker.
Y es que son muchas las similitudes entre una Mesa de Poker y una Mesa de Trading.
No se trata de juegos de verdades empíricas ni universales, sino que se trata de probabilidades, de cartas en una mesa, y de movimientos de precios en la otra. Estadísticas que nos enseñan a distinguir una buena oportunidad de entrar al juego de otra mala. Que nos enseñan a esperar el momento adecuado, minimizando las pérdidas y gestionándolas con disciplina, y poder ganar a largo plazo apostando con confianza cuando llega la buena oportunidad.
En el Poker y en el Trading eres tú y solo tú el único responsable de tus actos y nadie puede ayudarte. Debes tener confianza en lo que estás haciendo y valerte de las habilidades adquiridas. Tu disciplina y tu confianza son tus mejores armas para alcanzar tus objetivos.
El dinero es el único elemento sin el cual no tienes sitio en ninguna mesa de juego. Debes aprender a administrarlo de la mejor manera. Gestionar tus pérdidas y minimizarlas en la mayor medida posible. Muchas veces, la mejor jugada es aquella que nunca se hace… Es preferible mantenerse al margen si las probabilidades de éxito se ponen en nuestra contra. Porque al final lo único que cuenta es ganar a largo plazo.
Poker y Trading requieren de un gran control de las emociones y de la gestión monetaria. Requieren una confianza plena en nuestras decisiones además de una importante dosis de disciplina. Y tanto el uno como el otro caminan de la mano en el mundo de los juegos de probabilidades, donde se hace imprescindible aprender a sobrevivir a las pequeñas derrotas, tomándolas con tranquilidad y paciencia porque son parte de todo juego ganador.
El gran «pero» radica en que ninguno de los dos se debería considerar un juego. Son un modo de vida, un modelo de negocio y una buena vía para alcanzar el éxito financiero, siempre basados en hechos reales. En este mundo no hay lugar para el azar o la suerte, porque la suerte no existe, sino que vamos creándola nosotros a medida que recorremos nuestro camino.