El Apalancamiento Financiero viene a ser algo así como utilizar más dinero del que realmente tenemos. Cuando compramos cualquier artículo y pagamos por ello 100.000€ pero solo disponemos de 20.000, el resto tenemos que pedirlo prestado a una entidad o a algún familiar o amigo. Como en este ejemplo, cuando compramos algo que vale más que la cantidad que disponemos, estamos utilizando un Apalancamiento Financiero.
En el Mercado Bursátil, por medio de la Retención de Garantías, también tenemos la posibilidad de adquirir activos por importe mucho mayor del capital que disponemos. No nos es necesario depositar la totalidad del importe de nuestra inversión, sino que basta con una determinada «señal».
Así, si tenemos un capital de 100.000€, tenemos intención de comprar unos títulos por valor de esos 100.000, y nuestro Broker nos permite comprar esos títulos dejando una garantía del 10%, o sea que nos retiene 10.000€ como señal, tendremos únicamente los 10.000€ inmovilizados. Y podríamos utilizar el resto del capital no disponible, los 90.000€, para comprar más títulos.
Al tener la opción de pagar una décima parte de todo el capital invertido, podríamos estar comprando títulos por valor de 1 millón de Euros, disponiendo de sólo 100.000. Estaríamos apalancados 10 a 1.
Si las cotizaciones se movieran a nuestro favor sólo un 1%, estaríamos ganando el 1% de todo ese capital, es decir, de 1 millón. Ganaríamos así 10.000€, que no es el 1% sino el 10% de la garantía que nos han requerido, por el Grado de Apalancamiento que llevamos.
Pero así como el Apalancamiento puede jugar a nuestro favor, también puede ser nuestro peor aliado cuando los precios se mueven en nuestra contra. Un 1% de caída del producto, como en el ejemplo anterior, podría haber supuesto la pérdida del 10% de nuestro capital.
Independientemente de las Garantías que se nos retengan, cuando la cantidad invertida es superior a nuestro capital, estamos apalancados. El cálculo exacto del Grado del Apalancamiento es el resultado de dividir el importe de la inversión total por el capital que disponemos.
Así pues conviene tener siempre presente el grado de Apalancamiento en el que movemos nuestras inversiones. Es un arma de doble filo que puede multiplicar asombrosamente tanto nuestros beneficios como las pérdidas.