Son muchos los medios que, en los últimos meses, han venido hablando del HFT o Trading de alta Frecuencia. Algunos economistas y analistas experimentados han lanzado su voz al aire con intención de regular y tener más o menos controlado el impacto de los incrementos de la volatilidad, y son muchos los especuladores que han empezado a sentir miedo por todo aquello que se viene comentando acerca de esta práctica sólo al alcance de los más rápidos.
Los ordenadores llevan años operando por el ser humano.
Sobre todo en el marco intradiario, donde nuestra operativa debe gestionarse de manera más precisa, operar de manera rápida, gestionar perfectamente nuestros movimientos y riesgos, y mantener a raya cada una de nuestras emociones al respecto, cada día son más los sistemas automáticos que nos sustituyen. Los datos ya revelan que estos programas automáticos ya suponen más de la mitad de las operaciones que se realizan cada día.
Esto, en principio, es el sueño de todo Trader: Poder implementar su propia estrategia de Trading susceptible de ser automatizada, que le permita operar sin posibilidad de cometer errores humanos.
Sin embargo, el Flash Crash de 2010, ha dado mucho que pensar acerca de cómo la utilización de las máquinas puede tener consecuencias impredecibles en un marco aparentemente normal.
Ese día 6 de mayo de 2010, las cotizaciones del Índice Dow Jones sufrieron el mayor desplome diario de su historia (9%), provocó la interrupción de todas las cotizaciones durante unos minutos, para volver a ir recuperando, en su reapertura, la mayor parte de los casi 1000 puntos de caída.
Para aquellos que operaban al muy corto plazo, ese día pudo suponer la mayor lección de toda su vida. Y más aún si no eran de aquellos que limitaban sus pérdidas con Stop Loss admisibles y gestionando eficientemente las posibles pérdidas en su operativa.
Algunos, vieron cómo en cuestión de 5 mintutos, sus activos se desplomaban. Y, presa del miedo, muchos decidieron vender mientras todavía pudieran evitar mayores pérdidas.
Y otros muchos, a pesar de haber gestionado bien sus operaciones, ajustado sus Stops y estar preparados para cualquier imprevisto que pudiera suceder en el mercado, vieron cómo la extremada volatilidad del momento incrementó la horquilla de precios y sus operaciones fueron cerradas mucho más allá de aquellos precios a los cuales se habían ajustado.
Ya se habían producido momentos de pánico en otras ocasiones. Pero el Crash del 6 de mayo de 2010 desencadenó una lucha de opiniones acerca de peligro que suponen este tipo de operaciones automatizadas que, sin duda, aceleraron la velocidad de este rápido e impredecible desastre.
A raíz de aquellos acontecimientos, se ha venido hablando mucho sobre el impacto de los HFT en los mercados, la competencia desleal frente a otros tipos de Trading o los muchos privilegios en la ejecución que se dice poseen.
En primer lugar, se trata de la última batalla entre el Hombre y la máquina. Muchas autoridades han empezado a lanzar la voz al aire sobre un posible final de los hombres de traje caro y veloces deportivos que mueven millones de dólares en Wall Street. Ahora son los jóvenes matemáticos e ingenieros los que amasan fortunas en bolsa. Y los acomodados especuladores de hasta ahora no están dispuestos a perder su supremacía.
También algunos grandes fondos y carteras han manifestado su rechazo a este tipo de Trading indiscriminado, donde no se tiene en cuenta el valor real del activo que se negocia, sino que basta con una pequeña desviación del precio que pueda generar una señal positiva.
Estos grandes fondos ven una clara competencia en los HFT e, independientemente de que se basen en señales más o menos éticas, son los únicos competidores que pueden hacerles daño con sus miles de millones que mueven al cabo del día.
No obstante, muchos grandes fondos de inversión han decidido ampliar su arsenal de estrategias y, aunque en silencio, se han subido al carro del HFT.
Qué es realmente el HFT? Pues se trata de operaciones de muy cortísimo plazo, que se ejecutan a veces en fracciones de segundo y buscan incluso recorridos tan pequeños como 0,1 pips. Son recorridos extremadamente pequeños, pero que ejecutados millones de veces de manera indiscriminada durante una misma sesión y en lotes de millones de dólares, generan billones de beneficios al cabo del año.
Son muchos los detractores de este tipo de sistemas y estrategias que descuidan todo tipo de análisis técnico y fundamental y se centran exclusivamente en las variaciones indetectables en la mayor parte de los gráficos. Muchos expertos han llegado a considerar el HFT como el fin de todo análisis Humano para dar inicio a la era de las máquinas. Sin embargo, no todo es tan negativo. De hecho, son muchos también los que defienden el uso del trading de alta frecuencia, sobre todo porque supone dará mayor liquidez a los mercados.
Las voces de alarma han saltado con estos últimos grandes desplomes de los mercados, sin motivos aparentes. Algunas compañías, con excelentes resultados y datos económicos, vieron como literalmente se habían arruinado y entrado en bancarrota durante 15 minutos, así como por arte de magia. Esto no sólo se debe a los HFT. Todo análisis técnico podría haber dado los mismos resultados. El problema es cuando miles de millones de operadores se ponen todos tirando hacia el mismo lado. La volatilidad se dispara, y el movimiento va cogiendo cada vez más fuerza, de manera absolutamente descontrolada.
Sin embargo, así como los mercados se desplomaron vertiginosamente como consecuencia de la caída de Lehman Brothers en 2008, ningún dato económico había sido detonante del Flash Crash de mayo de 2010. En otras palabras, aquellos que se dieron cuenta que nada estaba provocando dicho movimiento y pudieron aguantar sus posiciones, comprobaron, pasados unos minutos, que todo volvía prácticamente a su estado de origen.
Pero, ¿y cómo me afecta a mí, que opero en 15 minutos con mis indicadores de Bollinger y RSI, y en diario con MACD y Fibonacci?
Pues, el 99,9% de las veces, quizá tu precio de entrada se vea perjudicado en 1 o 2 pips. Y una de cada mil veces, a lo peor, se produce un extraño cisne negro, como se han producido siempre a lo largo de la historia, y para lo cual tenemos que cubrirnos siempre nuestras espaldas con stops de protección y diversificando nuestras estrategias.
Nosotros siempre deberíamos habernos considerado meros “aficionados” en este mundo de los mercados, gobernado por los grandes Bancos, Fondos y Gestores. Siempre hemos jugado en desventaja. A menor capital, menor velocidad de ejecución, peores precios de entrada, mayores horquillas, etc. Incluso ya deberíamos habernos dado cuenta que muchas veces, para cuando apreciamos alguna noticia o acontecimiento fundamental, los mercados ya se pronunciado al respecto. Eso se llama información de primera mano. Siempre vamos, en el mejor de los casos, un pasito por detrás de todos ellos.
Pues con el HFT ocurrirá exactamente de la misma manera.
Si pretendemos operar en su terreno, estamos jugando a perder. Pocos son los que creen hoy en día que pueden adelantarse a los grandes fondos realizando un análisis fundamental y siguiendo las publicaciones de Bloomberg en su versión Premium. Siempre habrá una versión “más Premium” a la que tú nunca tendrás acceso.
Y del mismo modo, si lo tuyo es el tick, que sepas que para cuando tu orden de ejecución ha sido recibida, millones de órdenes al mismo precio pero con volúmenes estrepitosamente mayores ya han sido recibidas y ejecutadas, puesto que esto es el juego del más fuerte y más rápido, y tu orden tendrá que ser ejecutada a un precio un tanto peor, lo que va a repercutir en el resultado final de tu cuenta de balance.
El HFT no es el fin, es más, quizá sea sólo el principio. Mayor volumen de negocio, mayor liquidez en los mercados, mayor volatilidad, a lo mejor veamos mejoradas nuestras condiciones a largo plazo…
El siguiente documental, aunque un tanto catastrofista, explica de la mano de sus propios protagonistas (por un lado los conservadores fondos de inversión y, por el otro, las agencias HFT), el fundamento de este fenómeno. Si bien no es del todo objetivo, nos puede ayudar a entender el engranaje de todo el mecanismo interno de los mercados en los que nos movemos.
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