De alguna manera, los operadores financieros podrían dividirse en dos grandes grupos, atendiendo a la opinión que ellos tengan sobre los mercados.
- En primer lugar, existen quienes creen en la eficiencia de estos, y pretenden beneficiarse de los movimientos y fluctuaciones replicando un índice, por ejemplo. Es una manera bastante sencilla de operar, pero no es precisamente la más rentable.
- Luego, están todos aquellos que creen en la ineficiencia de los mercados.
Dentro de este segundo grupo, algunos aprovechan el análisis técnico, chartismo, Ondas de Elliott, etc, para intentar beneficiarse de esa falta de eficiencia y arañar algunos puntos a su favor.
Otros, los que no creen en la ventaja del análisis técnico, buscan otras señales y razones que mueven los mercados en general. Estos son los que se basan en el análisis de fundamentales y aspectos macroeconómicos.
Y en un marco aún más profundo de los fundamentales, también están aquellos que, también creyendo en la ineficiencia de los mercados, analizan aspectos específicos de las compañías en las que se fijan, el sector en el que se mueven, momentum, características internas… Dicho de otra manera, en aquellos datos microeconómicos que afectan directamente a estas.
Este último grupo de operadores son los denominados Value Investors, entre los que podríamos nombrar figuras tan importantes como Benjamin Graham, pionero y que sentó las bases de todo este modelo de inversión, o Warren Buffett, quizá el inversor más inteligente de todos los tiempos y que amasa una de las mayores fortunas del planeta.
Pero, ¿qué es realmente el Value Investing?
Citando al propio Graham, se trata de «una inversión no en el sentido de especular, sino como sinónimo de propiedad.»
O en palabras de Warren Buffett, «comprar solo aquello que estaría encantado de conservar aunque el mercado cerrará durante 10 años.»
Una de las mayores ventajas del Value Investing consiste en lo que se conoce como Interés Compuesto, que nos permite obtener intereses sobre los intereses que ya genera una inversión. El hecho de tratarse de inversión en renta variable no nos garantiza un interés constante a lo largo del tiempo, pero si somos capaces de seleccionar buenas compañías con revalorizaciòn de sus acciones, cobro de dividendos y reinversión de los mismos, tendremos quizá la estrategia más rentable de todas.
En el siguiente gráfico se muestra de manera totalmente reveladora cómo el tiempo opera a nuestro favor en el caso de inversiones con interés compuesto, puesto que hace crecer nuestro capital de forma exponencial, mientras que el interés simple lo hace de forma lineal.
El mismísimo Albert Einstein consideró este “efecto Bola de Nieve” que es el interés compuesto, como “la fuerza más poderosa de la Galaxia”.Sin duda, se trata de una muy inteligente estrategia de inversión a tener en cuenta.
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